Día a día emergen nuevas formas de hacer arte y una de ellas surgió en el lugar menos pensado: el café. Esta técnica es llamada “latte art” y es, nada más ni nada menos, que dibujos realizados con leche.
En sus comienzos en los años 80 el “arte latte” surgió como una simple decoración pero con el tiempo creció y se convirtió en una verdadera expresión artística. Hay dos formas de prepararlo y miles de diseños para hacer pero todos tienen un punto en común y es que son efímeros: cuando la persona termina el café, el dibujo ya no estará allí.
Los baristas son los encargados de darle el toque decorativo a las tazas en las cafeterías. ¿Cómo lo hacen? Hay dos corrientes, los que utilizan la técnica clásica, que consiste en crear un diseño mientras se vierte la leche sobre el café, sin otra ayuda que la habilidad manual. Para esta técnica hay tres diseños tradicionales: la rosetta, el corazón y el tulipán.
La segunda corriente es el “etching” que consiste en crear diseños con un estilete (objeto similar a un punzón) sobre la leche ya servida. Para ello también se puede utilizar, por ejemplo, salsa de chocolate.
Si bien esta opción es un poco tramposa, es una buena idea para los que recién empiezan a practicar el arte cafetero. Existen diferentes plantillas, similares a los stenciles, que se colocan sobre las tazas y luego se espolvorean con canela, chocolate o café en polvo. El resultado son diseños perfectos en tu café.
Existen numerosos baristas reconocidos alrededor del mundo pero el verdadero innovador dentro del “arte latte” es el japonés Kazuki Yamamoto, el creador del “latte art 3D”. Este barista marca la diferencia con sus simpáticas criaturas de espuma que sobrepasan los límites de la taza generando admiración entre los amantes del café.