Los murales de la famosa cadena de café no se hacen solos. Detrás de la mayoría de las pinceladas está el artista Diego Prenollio. “Ya perdí la cuenta de la cantidad de murales que pinté en Starbucks, más de 150 seguro, incluso algunos en Córdoba, Neuquén y Rosario”, detalla.
Si observan detenidamente los murales en las tiendas, podrán descubrir elementos del filete porteño, técnica que Prenollio maneja hace más de veinte años. Además de fileteador, Prenollio también es escenógrafo, diseñador de vestuario y, por supuesto, fanático del café.
¿Cuál es tu ritual cafetero?
Me gusta el café en taza grande, bien caliente. Disfruto mucho el café del desayuno y otro después de almorzar en mi taller, sobre todo si hace frío y llueve.
¿Cuál es tu café preferido?
El arábica doble en jarrito de Starbucks.
¿Tenés alguna obsesión o manía vinculada al café?
Cuando el café es bueno siempre lo tomo amargo. El azúcar es para disfrazar el sabor.
¿Un café que recuerdes por algún motivo o anécdota especial?
Hace años, cuando Alejandro Dolina hacía su programa de radio en el Tortoni, llegaba un rato antes y solía pedir un café irlandés que tenía whisky. A las doce menos diez pasaba el mozo y me preguntaba si bajaba a la bodega a escuchar el programa. Fueron momentos mágicos.
¿Con quién te gustaría tomar un café?
Si de soñar se trata, me gustaría compartir una charla con Osvaldo Pugliese en el Café Nacional.
La taza que el fileteador usa en su taller: “un poco manchada pero tiene su encanto”.
Francisco Artacho
9 noviembre, 2017 at 11:02 PM
Hermosa narración Diego. Es verdad, al café, para saborearlo, hay que hacerlo sin azúcar, y bien caliente. Un abrazo Diego