Con el aumento del consumo del café de especialidad, las cafeterías comenzaron a complementar la oferta de su bebida insignia con nuevas experiencias de consumo. La conexión gratis a Internet y el espacio para disfrutar de la lectura ya son un servicio al que nos tienen acostumbrados. Pero la novedad, surgida en México, son las cafebrerías: librerías que también funcionan como cafés.
Se trata de lugares que ponen al alcance de los clientes una variedad de libros para comprar o consultar, un formato de negocio que resulta una atractiva propuesta para los amantes de la cultura y del café de especialidad. Podés disfrutar de una seductora bebida mientras te relajás en un mullido sillón.
Estos espacios cuentan, en general, con mobiliarios creativos y económicos, usualmente sillones y mesas de café restauradas o vintage conseguidas en remates o mercados de pulgas.
El menú siempre propone alguna marca de tostadero independiente de café o alguno orgánico, ya que los consumidores empiezan a buscar este tipo de opciones. Y, por supuesto, cuentan con estanterías y espacio para los libros que pueden consultarse libremente o ser adquiridos.
Dentro de esta idea, y con un poco más de presupuesto, también se comienza a escuchar el concepto de cafrebrería digital, en donde cada mesa tiene una tablet para leer los libros on line.
En nuestro país, hace mucho tiempo ya que podemos tomarnos un café en una librería o en un espacio de teatro, como en Eterna Cadencia, Libros del Pasaje, Dain, El Ateneo o Gandhi, entre otras, pero la novedad es disfrutar la experiencia con un café de especialidad.
Ese café equilibrado, seleccionado desde origen y con un controlado proceso que va desde la planta hasta nuestro pocillo final. En esta línea acaba de inaugurar en Palermo un espacio de similares características.
Para ello se unieron la prestigiosa Librería Del Fondo con una de las primeras propuestas de especialidad que surgieron hace varios años en nuestro país, Lattente Café. Queda en Costa Rica 4568, Palermo. Hay mesas adentro, en la vereda y en el gran patio del fondo, ideal para consultar libros mientras degustás un excelente café servido por baristas.
Nota de Sabrina Cuculiansky publicada en el diario La Nación el 7 de mayo.