Hoy podemos tomar un buen café en las calles porque primero las calles fueron tomadas por las cafeteras móviles. A partir de una serie de fotografías, reconstruimos las primeras excursiones del café por distintas ciudades para conocer la génesis de un fenómeno que sigue reinventándose alrededor de todo el mundo.
Era el año 1934 cuando una enorme cafetera acoplada sobre un automóvil publicitario empezó a recorrer las calles de Berlín cantando a viva voz las cualidades de una incipiente marca de café. Para llamar la atención fueron necesarios un micrófono, un parlante y un detalle: que la tapa de la cafetera se levantara cuando se utilizara el altavoz. El impacto de esta acción pionera se reflejó en el aumento de las ventas de café y marcó el camino. Sí, ¡hace tiempo que la publicidad móvil y el café se llevan bien!
Esa fue, quizás, la primera cafetera rodante. Pero los verdaderos antecesores de los coffee trucks tal como los conocemos hoy tuvieron su apogeo en la década de 1950. La idea se perfeccionó a comienzos de esos años cuando Gevalia instaló un imparable desfile de cafeteras móviles por las calles de Suecia.
La marca -que había sido fundada en 1853 por el sueco Victor Theodor Engwall en la ciudad costera de Gävl- comenzó a promocionar su café en camiones con forma de cafetera que cosechaban consumidores fieles a su paso. Así, lo que nació como un pequeño negocio de importación de café hoy lleva más de 150 años produciendo blends premium y continuando la tradición más allá de Suecia. Todo un éxito.
El café empezaba a ser entendido como una experiencia. Tomarse un café era un momento de disfrute y la calidad comenzaba a disputarle importancia a la cantidad. Naturalmente, los consumidores pasaron a primer plano y esto se ve reflejado también los registros, como el caso de los trabajadores fotografiados en 1956 frente a un coffee truck de Gevalia durante una pausa en su día laboral.
Por aquellos años, el café también llegó a las calles de Nueva York de la mano de Chock Full O’ Nuts. Así lo documenta una postal publicada en Little Red Mail Box, un blog especializado en rarezas postales. La marca de café que se convertiría en la número uno de la ciudad neoyorkina abrió sus primeros locales a principios de la década del ‘30 y logró un boom publicitario con su memorable jingle: “Chock Full O’ Nuts es un café celestial, mejor café los millonarios no pueden comprar”.
El responsable de poner a rodar el café por Italia fue Giuseppe Bambi, fundador de la empresa La Marzocco. En 1959 decidió encargar un Alfa Romeo 2 personalizado para promover sus exclusivas máquinas de espresso en las calles de Florencia y atraer a potenciales clientes. La furgoneta fue reconstruida y equipada con máquinas La Marzocco y se exhibe en eventos de la empresa. En la actualidad también se comercializan versiones en miniatura del Romeo 2 realizadas a partir de los diseños originales de Bambi.
Las décadas del ’50 y del ’60 fueron clave para que la movilidad del café pueda desarrollarse hasta llegar a los coffee trucks, bicicletas y todo tipo de café móvil tal como los conocemos en nuestros días. Si hoy disfrutamos del café en movimiento, caminando, al aire libre, yendo y viniendo es por los kilómetros que recorrieron estas cafeteras rodantes de la primera hora.