Una familia que entiende y se adelanta al cambio.
En Mar del Plata, decir Cabrales tiene tanta identificación con el lugar como si nombraras el alfajor. Es más, en el parque industrial, las empresas están una frente a la otra. La gran diferencia: Havana es de capitales internacionales, Cabrales, sigue siendo una empresa familiar.
Todo comenzó en 1941, cuando Don Antonio Cabrales Vega, un asturiano trabajador y visionario, fundó el local de venta de café La Planta de Café, luego de haber adquirido experiencia durante su juventud, trabajando como dependiente en Al grano de Café.
Dos décadas más tarde, el éxito de la comercialización del café en grano y molido a la vista los llevó a ampliar las instalaciones y en 1970 la empresa pasó a manos de sus hijos y comenzó la expansión a gran escala. En 1972, compraron el lote lindero al local de Rivadavia para construir una base para ocho pisos y dos subsuelos. Allí, se amplió el salón de ventas con un diseño moderno y vanguardista.
En 1988 inauguraron sus oficinas en Buenos Aires y en 1990 llevaron las tostadoras al Parque Industrial General Savio e incorporaron alta tecnología, se renovó el packaging y se sumaron productos de importación.
La innovación y la posibilidad de reinventarse siempre estuvo en la mente de la familia tanto en la producción como en las propuestas de puesta en marcha y el servicio a sus clientes.
En los últimos años, cuando comenzó a hablarse de cafés de calidad, Cabrales fue el primero que salió al ruedo con la opción de la monodosis en casa. Primero lo hicieron con las pastillas de papel para la máquina semi espresso y en el último tiempo fueron quienes protagonizaron la góndola del supermercado con las cápsulas compatibles, ideales para tomar un espresso en casa. Pero como nunca se duermen en los laureles y siempre están en lo que vendrá, actualmente ofrecen cosechas especiales de diferentes cafés del mundo.
Una edición limitada que va rotando de origen según la elección de Germán Cabrales, quien se dedica al control de cada paso que va desde la planta a la taza. Cada semana los maestros cafeteros clasifican los granos provenientes de fincas seleccionadas y los tuestan en una tostadora separada de las cuatro potentes que la planta utiliza para el café cotidiano.
En mi recorrida por la planta, para conocer el proceso de estos microlotes, tuve la suerte de presenciar el tueste de unos especialísimos jamaiquinos Blue Mountain que se identifican por su barril de madera, así como del nuevo micro lote que llegaba de Costa Rica.
Hoy, la conducción de la empresa está en manos de la tercera generación Cabrales, quienes desde entonces ocupan puestos en el Directorio y se preocupan, como sus antecesores, de afianzar el crecimiento de la compañía, desarrollar nuevos productos y, sobre todo, mantener la calidad que siempre los caracterizó.