Siesta cafetera
El café y la siesta son dos de las cosas que más disfrutamos por varias razones, pero el hecho de que ayudan a elevar la productividad las hace más atractivas. Un breve descanso después de comer, según los expertos, es una opción estupenda para recargar energías. Por suerte, en vacaciones es más fácil poder cortar la tarde con un descanso.
Está demostrado científicamente que una siesta menor a 30 minutos (más tiempo puede trastocar el reloj biológico natural y causar insomnio por la noche) previene el agobio, la presión o el estrés. Además, favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje y proporciona la facultad de prolongar la jornada de trabajo al poderse resistir sin sueño hasta altas horas de la noche con poca fatiga acumulada. Pero cómo dormir sólo por un ratito y no levantarse malhumorado y sentirse mal toda la tarde. Aunque parezca contradictorio, la respuesta está en la combinación de siesta y café.
Si tomamos en cuenta los componentes estimulantes de la cafeína, podría parecer que juntarlos no es una muy buena idea, pero hay una escuela del pensamiento que dice que tomar café y después dormir una siesta puede, si se hace de la manera correcta, darle a la gente el empujón para terminar exitosamente su día.
A esta conclusión arribó el psiquiatra David F. Dinges en una investigación realizada en la Universidad de Pennsylvania (EE.UU.). Y no es el único científico que opina lo mismo: hace dos décadas también se llegó a resultados similares en la Universidad de Loughborough, en Inglaterra.
Pero, ¿no se supone que el café quita el sueño? Sí, pero no de manera inmediata. Lo ideal es: tomarse el café, poner el despertador a los 20 minutos y acostarse en ese momento. Cuando el café comience a hacer efecto -a los 20 o 30 minutos- será hora de despertarse. De esta manera se conseguirá descansar el cuerpo y mantener al mismo tiempo la fuerza y la energía física e intelectual necesaria.
Si la duración de la siesta es mayor a 20 minutos, se pasará a un estadío del sueño llamado fase REM, y una vez cruzada esa línea será mucho más difícil continuar con la tarde de manera activa. Tanto dormir como la cafeína bloquean los receptores de adenosina del cerebro, que son los químicos que provocan el sueño. Si bien una siesta por sí sola ayuda a la gente a sentirse descansada, el hecho de tomar café antes de dormir puede ayudar a renovar su carga de energía.
Nota publicada por Sabrina Cuculiansky en el diario La Nación.